Editorial: The Power of Post-truth
by Salvo Vaccaro
pp. 12-15 Issue 12 (6,2) – July-December 2019 ISSN (online): 2539/2239 ISSN (print): 2389-8232 DOI: http://dx.doi.org/10.14718/SoftPower.2019.6.2.1
Abstract
En noviembre de 2016, Oxford Dictionaries eligió palabra del año Posverdad. El lema expresa una “relación o connotación de acontecimientos en los que los hechos objetivos son menos decisivos para formar la opinión pública que el uso de emociones y creencias personales”. (Relating to or denoting circumstances in which objective facts are less influential in shaping public opinion than appeals to emotion and personal belief). Acabábamos de salir de la sorpresa general del resultado del referéndum sobre el Brexit en el Reino Unido, así como de la sorpresa aún más inesperada, y a pesar de todas las encuestas, de la victoria de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos de América. Dos hechos de naturaleza puramente política que evocan inmediatamente una Post-Truth Politics, es decir, una nueva era política marcada por la posverdad. Para ser honestos, este término había estado circulando durante al menos diez años en la literatura, partiendo, por ejemplo, de un libro (solitario) de Ralph Keys publicado en Estados Unidos en 2004, The Post-Truth Era, o de una palabra similar utilizada al año siguiente por el escritor norteamericano Stephen Colbert, Truthiness, en el primer episodio de su programa de sátira política The Colbert Report, que siempre significó para los diccionarios Oxford “la característica de aparecer o ser considerado verdadero, aunque no necesariamente verdadero” (the quality of seeming or being felt to be true, even if not necessarily true) (Keyes, 2004; Colbert, 2005)1. En el espacio de una docena de años, el término posverdad ha sido exorcizado de una dimensión ocasional o marginal a la discusión pública, con el fin de sumergirse con fuerza en el corazón de la opinión pública, del debate político contemporáneo.
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